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Has llegado


Has llegado,


"¿Por qué tardaste tanto?... nuestro hogar se regocija con tu llegada, es tiempo de celebración... Bienvenido seas, amado hijo mío..."


¿Por cuantas tormentas tuviste que pasar para comprender?...


Que no existe nada que pueda hacerte daño, que todas las cadenas las habías creado tú mismo por creencias aceptadas que dabas por sentado, que la fuente de la felicidad y el bienestar está dentro de ti, que no necesitas a nadie más que a ti mismo, que siéndote fiel a ti y a tu integridad es lo único que necesitas para estar en paz.


Tuviste que dejar de escuchar externos, que aprender a estar solo contigo y tus emociones no siempre positivas, que perder a seres queridos, a personas que realmente amabas...


Tuviste que trascender insultos, ridiculizaciones y desvalorizaciones, que alzarte por encima de lo que tu creías de ti mismo y del mundo, que destruir la visión del mundo que habías fabricado para volver a tener que construir una totalmente nueva, que reemplazar ideas que tenías instauradas casi como religión; tuviste que apartarte de situaciones, personas y cosas que te eran muy preciadas...


Tuviste que aprender a quererte a ti mismo y a valorarte, aprendiste a saber disfrutar de tu propia compañía, a hacerte feliz y a divertirte; aprendiste a dejar de sentirte culpable y que cada persona ve lo que es y que nunca es personal...


Tuviste que redefinir tu concepto de éxito, del material y superficial al de realización, satisfacción y paz personal, que aprender a amar tanto a la felicidad como a la depresión y ahora puedes estar en paz con ambas cuando te visitan...


Aprendiste a no entrometerte en las opiniones y creencias de tus hermanos y a hablar más con el ejemplo, a respetarte y así darte tu lugar y de igual manera a respetar a los demás, aprendiste a auto motivarte cuando parecía que no había mano que te pudiera ayudar a levantarte y a dar un paso al frente cuando más solo y temeroso te sentías,

Aprendiste a tener fe, a confiar en algo superior a ti mismo, a rendirte ante las circunstancias y soltar el control, a hacer lo que puedes con lo que tienes y a valorarlo...

En lugar de rechazarlo, aprendiste a darle su espacio al dolor y así trascender el sufrimiento, a hacer lo que sabias que tenías que hacer a pesar del miedo y las dudas, a dar luz a cambio de oscuridad...


Has dejado de creer en el sacrificio y en el sufrimiento y has aprendido a disculparte (con) y perdonarte (por) aquellos que has lastimado.


Finalmente aprendiste a ser tú sin necesitar aprobación ni nada externo lo que es total libertad y que si bien no está nada mal tener ya no lo necesitas, todo lo que llega a ti lo aprovechas y lo disfrutas con total libertad sin apegos de necesitar más, aprendiste simplemente a hacer lo que te hace feliz sin prejuicios y disfrutar lo que entra en tu vida y a transformar lo que entra en contacto contigo a tu semejanza la cual es tu feliz esencia y así simplemente vivir en el ahora.


"Siempre estuve a tu lado hijo mío, nunca te he condenado, eras tú quien ponía muchas barreras, eras tú quién te alejabas, eras tú que creías que estabas separado... las puertas siempre han estado abiertas esperando tu llegada..."





Por Eduardo Cid

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