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Rompiendo las cadenas.


Desde el momento en que nacemos comenzamos a aprender acerca del mundo a nuestro alrededor; desde el día 1, iniciamos nuestra travesía en este mundo, conocemos lo que es la necesidad de alimento, de cobijo y resguardo, siendo esto al comienzo suficiente, para luego aprender que ahora no sólo son necesidades biológicas sino también de entretenimiento a través de los objetos materiales. De niños, aún no han sido instauradas realmente las preocupaciones del ayer o del mañana, simplemente buscamos reír y pasarla bien durante el día, jugando y compartiendo con otros momentos divertidos y satisfactorios tanto como sea posible, anhelando que el día no acabe y que las energías duren lo más posible para poder explotarlo al máximo (esto es plenitud).

Conforme vamos creciendo se nos instaura por parte, tanto de la familia como del colegio y la sociedad, que nuestro valor como persona y nivel de felicidad sólo puede ser medido a través de nuestra cuenta bancaria, ¿En qué colonia vives? ¿qué auto conduces? ¿cuántas veces sales de viaje o de compras al año? ¿cuánto “poder” o influencias tienes? Etc. En consecuencia, comenzamos una carrera donde nos comparamos todo el tiempo con los demás, juzgando en qué lugar trabaja, cuánto gana, si es empresario, si es millonario, si es popular o reconocido por la sociedad, a quién conoce… entre otras cosas que en sí no son algo negativo sino que lo convertimos en una imposición hacia nosotros mismos para encajar.

Ya sea que estés de un lado u otro de la moneda, siendo “exitoso” o “fracasado” (por los estándares auto impuestos) defines tu vida persiguiendo cada vez más pensando que eso te dará plenitud en tu vida, pero siendo francos, te invito a desmentirme si es el caso, todo lo que perseguimos con tanto sacrificio eventualmente pierde valor, si lo consigues después necesitarás otro mejor o más caro, y si no lo consigues sientes que no eres lo suficientemente bueno. Proyectamos nuestro valor como personas en cosas mundanas, cosas que se quedan y que realmente no valen nada, eso lo podemos comprobar en casos donde se pone a prueba lo que realmente importa, por ejemplo un accidente automovilístico te da noción de lo que realmente vale...qué es (¡correcto!) la persona, el salir sano y salvo, ¿y aquel auto carísimo? Qué importa, después se puede reemplazar, da igual sea cuál sea.

Nos presionamos tanto para ser “exitosos” y aun siéndolo te comparas con alguien aún más “exitoso” que tú, y volvemos a la carrera. Como ves es literalmente un juego de perseguir la zanahoria que acabará hasta el día que abandones el mundo, o bien que te des cuenta de la verdad….

Sonará muy citado pero es cierto, no hay nada que puedas obtener que aumente tu valor como persona, puesto que tu valor es algo infinito no es algo medible, y realmente lo único que nos nutre y nos da plenitud es el ser felices, ¿Quién puede ser feliz pensando que nunca ha obtenido ni logrado lo suficiente?

Si has llegado hasta este punto de la lectura es porque estas abierto al mensaje que éste contiene, sin juicios religiosos ni mundanos en dado caso;

Es importante mencionar que todos tenemos 2 caminos: el del ego y el del espíritu y es muy fácil diferenciarlos: el ego siempre te hablará de separación y de ser especial, ya sea ser especialmente superior (“Soy mejor que los demás”) o especialmente inferior (“pobrecito de mí”); mientras que el espíritu te hablará de unión, plenitud y desapego, ya que siendo plenos no necesitas nada (literalmente nada pues te conectas con tu esencia, que es completa), tu vida se regirá y se expresará de acuerdo a la voz que escuches más.

Tu plenitud como persona radica en ser genuino, sin necesidad de otras opiniones, juicios, ni auto imposiciones que no es que no sea bueno tener mucho dinero (al contrario) ni mucho menos, simplemente no son necesarias para tu felicidad ni para tu plenitud, ni mucho menos definen tu valor como persona.

Te recomiendo estar dispuesto siempre a dejar atrás la persona que fuiste por la que serás. (Conlleva dejar atrás juicios y opiniones a veces muy arraigadas en nosotros de aspectos en general de la vida.)

Cuando entiendes que lo único que tienes que hacer es seguir a tu propia persona y aceptar tu propia singularidad automáticamente las cosas de fuera pierden su influencia sobre ti. Hemos sido esclavos de lo material y del qué dirán, libérate hoy, ¿sientes una paz al liberarte de necesitar? Es porque es el camino, tus sentimientos son genuinos y es mejor entender que no hay nobleza en el sacrificio ni en el trabajo forzado sino en el de verdadero valor para ti (sea éste pesado físicamente o no, da igual).

En concreto la invitación es a que realices lo que tu esencia te pide que hagas, una persona exitosa no es quién tiene más sino quien tiene plenitud sean las condiciones que le rodean que sean, una persona exitosa puede ser un plomero, un banquero o un artista si eso es lo que le hace sentirse pleno y útil, independientemente de si tiene una mansión o un departamento, y si te preocupa el poder vivir de lo que disfrutas sólo te puedo decir que cuando realizas lo que te da plenitud (Puede ser más de una sola cosa) no puedes más que hacerte experto en esa materia, la calidad y el talento siempre se abrirán paso.

Si entiendes que la inteligencia es la capacidad de hacerte feliz, entenderás que no tienes que luchar más, que sólo necesitas ser fiel a ti mismo.




Por Eduardo Cid


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