Placer & Dolor ¿A quién escuchar?

En la vida nos enfrentamos a distintos escenarios y en general las decisiones que tomamos están basadas en si algo nos genera dolor o placer.

Por descontado esta que nadie busca el dolor, pero ¿sería esto suficiente para usar como parámetro para guiar nuestras decisiones? pues muchas veces somos inconscientes y simplemente reaccionamos.

Por un lado, el dolor nos puede expresar que algo no está bien ya sea en un ámbito físico, mental o emocional, algo nos está generando incomodidad, pero como sabemos para fortalecer un musculo hay que someterlo a un estrés para que este crezca, pero a su vez vivir en constante estrés e incomodidad nos va acabando poco a poco.

También el dolor o desconfort se presenta cuando se deja algo muy instaurado sin importar si es algo beneficioso o dañino simplemente porque representa un cambio de lo que se venía cargando hasta ahora.

El placer nos puede hacer sentir muy bien pero también sabemos que muchos aspectos de la vida que nos generan placer nos pueden hacer mucho daño, sin embargo, esta vida no es para sufrirla entonces ¿cuál podría ser un enfoque para vivir sana y felizmente?

Lo que genera dolor nos indica que hay algún detalle por solucionar pero aquí algunos se confunden pues si genera dolor tienden simplemente a abandonar algo o cambiar a alguien en el exterior, sin embargo puede indicar que tenemos alguna creencia que no está en armonía, el mundo interior de pensamientos, creencias de cómo deben ser las cosas y condicionamientos mentales resultado de las cosas buenas y malas que hemos vivido nos genera un programa que nos da nuestra perspectiva del mundo, la cual puede no siempre estar en concordancia con lo que nos fortalece, el amor, entonces el dolor puede ser un guía de algo que cambiar que puede ser en el ámbito del ambiente externo, mental, emocional o hasta espiritual y cuando nos damos cuenta de esto se nos abre la posibilidad de ver más profundamente y ajustar de manera más eficiente.

Si nos dejamos llevar por el dolor podemos perder a personas, oportunidades y escenarios valiosos para nosotros y amargarnos la vida por no saberlo gestionar y solucionar, por eso la resiliencia es la que nos ayuda a no reaccionar y evaluar de mejor manera.

Por su parte el placer en general se relaciona con las necesidades del cuerpo y la preservación de la vida cuyo exceso siempre llevara a la decadencia y falta de equilibrio en el buen vivir.

Si nos dejamos llevar por el placer podemos perdernos y caer en excesos recortando nuestra vida y calidad de vida significativamente lo cual se vuelve un vicio pues muchas veces los placeres se usan para cubrir vacíos emocionales y cada vez se necesitará más para tener el mismo efecto.

Entonces el dolor es un indicador de que hay algo que no está en concordancia con el amor y nuestro bienestar (ya sea en el ámbito, físico, mental o emocional) y requiere un ajuste de percepción de nuestra parte que nos llevara a una manera superior de ver la vida y el placer llevado con mesura nos da una vida saludable al estar ligado a la preservación de la vida y el ámbito del cuerpo físico.

Entonces, ¿Cómo saber si algo que duele se debe seguir luchando por ello o abandonar?

Cuando es algo que te daña y seguirá dañando el cuerpo, la mente o el espíritu, el desenlace solo va empeorando y no aportará nada a pesar de sobrepasarlo o solucionarlo, solo seguirá restando y puede tener algún premio (placer a corto plazo) pero que igual a la larga te restará.

Por ejemplo, en cuestiones de pareja, cuando la pareja es adecuada te dará dicha y aunque habrá problemas y dolor a veces, estos se querrán superar para ser cada vez más unidos y fuertes sino es así y alguno no está dispuesto a enfrentar el desconfort que toda relación tiene, entonces no será viable pues no existe la madurez suficiente para ver la imagen completa y los patrones se repetirán hasta que la persona esté dispuesta a trascenderlos.

Por otro lado, si algo nutre tu cuerpo y necesidades, pero machaca tu cuerpo a la larga, emocional, mental o espiritual eventualmente también dañara tu cuerpo por lo tanto no es viable.

Ahora bien ¿cuál sería un enfoque que nos dé una vida plena?

Aquí entran dos aspectos que me parece son el reflejo del placer y el dolor, pero llevados de una manera sana y armónica, la cual es la dicha y el eustres.

La dicha a diferencia del placer es un estado que nos guía por el camino correcto, es nuestra voz interior, cuando se presenta una situación dolorosa no reacciona rechazándola ni busca el placer instantáneo, sino que nos dicta como solucionar de la mejor manera, nos da un sentimiento de paz al pensar en lo mejor para todos los involucrados.

El eustres es aquel sentimiento de incomodidad cuando estas saliendo de tu zona de confort, haciendo algo nuevo y que te lleva a un mejor estado, por ejemplo, cuando te presentas por primera vez ante un público, cuando le exiges a tu cuerpo con el ejercicio, cuando solucionas problemas con tu pareja o con tus amigos, cuando te enfrentas a algo nuevo pero que sabes que es lo correcto y que te nutrirá y que es bueno para ti.

Integrando estos conceptos, podemos usarlos a nuestro favor para saber escucharnos, no ser tan reactivos y tomar mejores decisiones y así tener una vida más plena.

El placer y el dolor son indicadores los cuales requieren una mente madura para saberlos gestionar de manera correcta, el reaccionar ante el dolor nos puede destruir muchos aspectos importantes de nuestra vida y el exceso de placer lo mismo.

La dicha es nuestra guía interior que nos da un sentimiento de paz y nos habla más fácilmente cuando estamos tranquilos y a su vez nos dice cuando estamos realizando algo en concordancia con el amor, por ejemplo, un artista al momento de pintar, cantar o un deportista al momento de jugar sentirá esa dicha que te dice que estas en lo tuyo, en definitiva, nuestra brújula.

El eustres es algo que hay que integrar para poder enfrentar los retos y que nos lleva a un nivel más alto a lo que estamos acostumbrados.

En conclusión, puede haber eustres o dicha, pero sabes que te conviene cuando te lleva a una mejor versión, más saludable y un estado más evolucionado del ser.

Por Eduardo Cid